Nuevos diagnósticos en alergia: Utilidad del diagnóstico molecular para la alergia alimentaria
Dra. Lluch
En las últimas décadas ha aumentado la incidencia de las enfermedades alérgicas y principalmente la alergia alimentaria y la anafilaxia.
La prevalencia de la alergia alimentaria está en continuo incremento, cerca del 7-8 %, por ello es importante la aplicación de nuevas técnicas diagnósticas que nos permitan realizar un mejor diagnóstico y una mejor prevención.
La técnica de confirmación ideal de una alergia alimentaria es la prueba de exposición frente al alergeno implicado, si bien, tenemos en la actualidad las técnicas de biología molecular por componentes que nos permitirán el estudio de fenotipos de gravedad y de reactividad cruzada, mediante la identificación de distintas proteínas de un mismo alimento.
Gracias a estas técnicas se pueden estudiar panalergenos: proteínas conservadas entre especies diferentes, lo que nos permite el estudio de reactividad cruzada no sólo entre alimentos sino entre alimentos y neumoalergenos , así como la gravedad de una posible reacción alérgica: profilinas (entre pólenes y alimentos), Homólogos Bet v1 ( polen de abedul y manzana), tropomiosina ( mariscos, ácaros, insectos y anisakis), proteína transportadora de lípidos (LTP) ( anafilaxia por alimentos vegetales), vicilinas (legumbres, frutos secos y especias), quitinasas (s. látex-frutas).
Un mismo alimento puede tener diferentes alergenos que nos permitirá valorar la posible gravedad de una reacción alérgica en función del alergeno. Por ejemplo, en el caso del cacahuete, si le alergeno positivo es Ara h 8 (PR10) la reacción será menos grave que si fueran positivos Ara h 9 (proteína transportadora de lípidos) o Ara h 2 (proteína de almacenamiento).
Pru p 3 = melocotón
Existen plataformas que nos permiten el estudio de múltiples alergenos al mismo tiempo: ISAAC, ALEX, EUROARRAY, etc.
El estudio molecular nos sirve para:
- Conocer el perfil de sensibilización del paciente
- Predecir la persistencia de una alergia alimentaria.
- Reconocer para un mismo alimento los diferentes perfiles según el país del que proviene el paciente (norte o sur de Europa).
- Poder realizar una dieta de exclusión adecuada.
- Predecir la gravedad de las reacciones alérgicas alimentarias en caso de producirse una transgresión.